La deshidratación
En este post vamos a hablar sobre la deshidratación: qué es, cuáles son sus síntomas, qué personas son más propensas a sufrirla y cómo prevenirla y tratarla.
Daniel Navarro (TOG - Tactical Outdoor Gear)
8/24/20234 min read
La deshidratación es un problema frecuente en verano, especialmente en los días muy calurosos o cuando se realiza una actividad física intensa. Aunque cualquier persona puede deshidratarse, los bebés, los niños pequeños y las personas de edad avanzada, las que padecen enfermedades crónicas, las que realizan actividades profesionales o deportes al aire libre y las que toman medicamentos diuréticos, tienen más posibilidades de sufrir un episodio de deshidratación.
¿Qué es la deshidratación y qué puede causarla?
La deshidratación es la escasez de agua corporal debida a un desequilibrio del balance hídrico, es decir, la pérdida de líquidos es superior a la ingesta, con lo que el organismo no puede funcionar adecuadamente.
La deshidratación puede estar causada por diferentes factores:
Consumo insuficiente de líquidos: en verano, por ejemplo, debido al aumento de la temperatura ambiental, el cuerpo necesita más líquidos para recuperar los que pierde con la transpiración.
Sudoración excesiva: al realizar una actividad física intensa aumenta la sudoración, sobre todo si hace calor y hay humedad.
Diarrea y vómitos: provocan una gran pérdida de líquidos y minerales, especialmente si se producen simultáneamente.
Fiebre: cuando la temperatura corporal asciende, aumenta la pérdida de agua debido a la sudoración. Cuanto más alta sea la fiebre, mayor será el riesgo de deshidratación.
Orinar en exceso: enfermedades como la diabetes mal controlada o el consumo de medicamentos diuréticos para tratar la hipertensión aumentan la necesidad de orinar y la pérdida de líquidos.
¿Cuáles son los síntomas de deshidratación?
Antes de llegar a un estado de deshidratación, la carencia de fluidos suficientes estimula el centro de la sed del cerebro, que provoca la sensación de sed que nos alerta de la necesidad de ingerir líquidos. Si, a pesar de tener sed, no se ingiere una cantidad suficiente de agua, el organismo utiliza los fluidos corporales disponibles para ejercer sus funciones básicas, tales como mantener el volumen de sangre circulante o la presión arterial3.
Si la falta de agua se prolonga, el funcionamiento de las células comienza a fallar y aparecen síntomas como1,2:
Sensación de mucha sed.
Boca seca.
Orina oscura.
Orina y sudoración escasas.
Piel seca.
Sensación de cansancio.
Mareos.
En un bebé o un niño pequeño, los siguientes signos deben alertarnos de una posible deshidratación:
Sequedad bucal y lingual.
Llanto sin lágrimas.
Ausencia de humedad en los pañales durante tres o más horas.
Fiebre alta.
Somnolencia inusual.
Irritabilidad.
Ojos y mejillas hundidos.
En bebés, depresión de la fontanela anterior.
En los casos de deshidratación grave, la sensación de sed puede disminuir y la presión arterial puede descender, en particular, al ponerse de pie, lo que se conoce como hipotensión ortostática, pudiendo acompañarse de mareo o incluso desmayo.
Si la deshidratación se mantiene durante un periodo más prolongado, puede llegar a producirse un choque, con graves daños en órganos vitales, como los riñones, el hígado o el cerebro, y la persona afectada experimenta:
Confusión.
Desmayo.
Ausencia de micción.
Latido cardiaco acelerado.
Respiración agitada.
Este estado de deshidratación grave puede evolucionar hacia el coma y la muerte de la persona afectada.
¿Qué medidas se pueden tomar para prevenir la deshidratación?
Para evitar la deshidratación, los adultos deben tomar al menos seis vasos de agua o líquido al día, aunque las necesidades de agua varían ligeramente entre personas. Además de beber líquidos, también se deben priorizar los alimentos que contienen agua abundante, como las frutas y verduras3. Estas son las recomendaciones básicas; sin embargo, en las siguientes circunstancias, es necesario aumentar la ingesta de líquidos:
En días muy calurosos.
Cuando se trabaja o se practica ejercicio al aire libre en días calurosos.
Después de hacer ejercicio durante un periodo prolongado. Las bebidas isotónicas son una buena manera de rehidratarse cuando se realiza un ejercicio físico intenso durante un periodo prolongado y con una temperatura ambiental alta.
En caso de fiebre, vómitos o diarrea.
A menudo, las personas de edad avanzada tienen menos sensación de sed que las personas jóvenes y son más propensas a deshidratarse, por lo que es importante asegurarse de que los mayores beban agua regularmente durante el día, sobre todo en días calurosos.
También es recomendable evitar el consumo excesivo de bebidas que contengan azúcar y cafeína, ya que tienen un efecto diurético que no contribuye a mantener una buena hidratación.
¿Cómo rehidratarse si ya se está deshidratado?
En caso de deshidratación leve o moderada, los líquidos y electrolitos que se han perdido se pueden restituir:
Bebiendo mucha agua o bebidas isotónicas.
Tomando soluciones de rehidratación oral sin receta, que son especialmente recomendables para prevenir la deshidratación en niños y adultos con vómitos o diarrea.
Los casos de deshidratación grave deben tratarse en el hospital, administrando líquidos intravenosos que contengan electrolitos.
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